Acabamos de inaugurar la estación del año que más ilusión despierta en nuestros peques, ya sea por los helados, la piscina o, simplemente, porque es la época de las vacaciones. Es, en cualquier caso, un momento excepcional para llevar a cabo actividades que potencien su imaginación y que les acerque al maravilloso mundo de la literatura, eso sí, todavía desde su posición de oyente. No dudéis en teatralizar cualquier pequeña aventura que ocurra a vuestro alrededor y ¡potenciad su imaginación!
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Sol Brillante, un grupo de amigos muy especial. Estos amigos eran Lili la lagartija, Pepe el pájaro, Rina la rana y Tito la tortuga. Ellos esperaban con ansias la llegada del verano, su estación favorita.
Una mañana, Lili se despertó con el sol brillando más fuerte que nunca. Corrió a despertar a sus amigos.
«¡Es verano, es verano!» gritaba Lili emocionada.
Pepe, que estaba descansando en su nido, abrió un ojo y sonrió. «¡Qué bien! ¡Vamos a jugar!»
Rina saltó al escuchar los gritos de Lili y croó alegremente. «¡Vamos al lago a nadar!»
Tito, el más tranquilo de todos, se estiró lentamente y dijo, «Sí, pero primero, ¡desayunemos juntos!»
Los cuatro amigos se reunieron en la sombra de un gran árbol. Lili trajo deliciosos insectos para ella y Rina, Pepe compartió algunas semillas y bayas, y Tito tenía hojas frescas para comer.
Después del desayuno, se dirigieron al lago. El agua estaba tibia y brillante bajo el sol. Lili nadaba rápidamente de un lado a otro, mientras que Rina hacía saltos altos y divertidos. Pepe volaba por encima del agua, tocando la superficie con sus alas, y Tito se relajaba en la orilla, disfrutando del sol.
De repente, Pepe tuvo una idea. «¿Qué tal si hacemos un castillo de arena?»
«¡Sí!» gritaron todos.
Corrieron a la orilla del lago y empezaron a construir. Lili usaba sus patas rápidas para cavar, Rina moldeaba las torres con sus manos, Pepe traía conchas para decorar y Tito, con su fuerza, hacía los muros más resistentes.
Cuando terminaron, el castillo era magnífico. Tenía torres altas, un foso lleno de agua y conchas brillantes que lo adornaban.
«¡Nuestro castillo es el más bonito de todos!» dijo Lili orgullosa.
«Y es un lugar perfecto para jugar todo el verano,» agregó Tito.
Y así, los amigos pasaron el verano jugando juntos en su castillo de arena, nadando en el lago y disfrutando del sol. Cada día era una nueva aventura llena de risas y diversión.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.